Sª Rosa Filipina, Biografía

Biografía
Nace el 29 de agosto de 1769 en Grenoble, Francia. Fue bautizada en la iglesia de San Luis y recibe su nombre de San Felipe apóstol y de Santa Rosa de Lima. Educada en el Convento de la Visitación de Ste. Marie-d'en-Haut y atraída por la vida contemplativa, entró en ese monasterio a los 18 años.
Durante la Revolución Francesa las Visitandinas son expulsadas de Francia en 1791, siendo obligadas a dispersarse y a cerrar el convento, motivo por el cual Filipina regresa a vivir con su familia. En este tiempo Duchesne se dedica a cuidar a los presos y a todos los que sufrían. Después del Concordato de 1801 intenta reconstruir el monasterio de Ste. Marie junto con sus compañeras, pero fracasan. En 1.804 Filipina escucha hablar sobre una nueva congregación, la Sociedad del Sagrado Corazón, fundada por Magdalena Sofía Barat; conoce al Padre Varin y ofrece su casa y su comunidad a la Madre Barat, pidiendo ser admitida en ella. Magdalena Sofía visita Ste. Marie en 1804 y recibe a Filipina y sus compañeras como novicias en la Sociedad. El 21 de noviembre de 1805 la Madre Duchesne y sus compañeras hacen su profesión, cuando ella tenía la edad de 26 años.

Religiosa del Sagrado Corazón
Desde 1805, Filipina sintió la llamada misionera. En una carta a Santa Magdalena Sofía, describe la gracia que recibió durante una noche de oración ante el Santísimo Sacramento, el Jueves Santo ,del 3 al 4 de abril de 1806. Esta notable carta manifiesta su capacidad para dar a su oración una dimensión universal que no era habitual en la espiritualidad del siglo XIX.
"Toda la noche he estado en el nuevo continente; pero he viajado en buena compañía. Primero había recogido con reverencia en el huerto, en el pretorio, en el calvario, toda la sangre de Jesús, me había apoderado de Él en el Santisimo Sacramento, lo estrechaba con fuerza y llevaba por todas partes mi tesoro para derramarlo sin temor de agotarlo. San Francisco Javier trataba también de hacer fructificar esta preciosa semilla y estaba a los pies del trono de Dios para pedir que se abriesen nuevas tierras para iluminarlas. San Francisco guiaba a las viajeras y muchos otros santos, llenos de celo por la gloria de Dios; en fin todo iba lo mejor posible; no tuvo cabida en mi corazón tristeza alguna, incluso santa, porque me parecía que se iba a hacer una aplicación nueva de los méritos de Jesús".
La vida contemplativa alimentó en Filipina el deseo de ir a las misiones, a pesar de los sacrificios que tenia que hacer: una madre, hermanas, parientes, su montaña. Sin embargo, tuvo que esperar otros 12 años para ver su sueño hecho realidad.

Su vida en Luisiana
En 1818 el Obispo del territorio de Luisiana buscaba una congregación de religiosas que le ayudara a evangelizar a los niños franceses e indios de su diócesis, motivo por el cual Filipina sale con cuatro compañeras hacia los Estados Unidos, en respuesta a la llamada de Mons. Dubourg. Allí funda la primera casa de la Sociedad en el Nuevo Mundo en una cabaña de madera en Saint Charles, cerca de Saint Louis, Mississippi.
A pesar que nunca llegó a aprender bien el inglés, en 1820, abrió la primera escuela gratuita al oeste del Misisipi y en 1828, ya había fundado seis casas. Estas escuelas eran para las jóvenes de Missouri y Louisiana a quienes amó y trabajó para ellas, manteniendo siempre en el fondo de su corazón el anhelo de ir a los Indios americanos. En 1840, dimitió como superiora para poderse dedicar a los indios, abriendo una escuela en Sugar Creek, Kansas. Aunque muchos pensaban que Filipina estaba demasiado enferma para ir, pero el jesuita que dirigía la misión insistió: 'Tiene que venir, quizás no podrá hacer mucho trabajo, pero con su oración alcanzará el éxito de la misión y su presencia atraerá muchos favores del cielo para la obra". Estuvo sólo in año entre los Potowatomies, pero su valor pionero no flaqueó y sus largas horas de contemplación inspiraron a que los indios la llamaran "La mujer que siempre reza “
Su salud empeoró y le obligó a abandonar esta obra tan amada. Falleció en Saint Charles, a la edad de 83 años, el 18 de noviembre de 1852, habiendo dedicado treinta y cuatro años de su vida a ampliar la obra de la Sociedad como comunidad internacional.
Los biógrafos de Filipina Duchesne han acentuado su valor en situaciones de pionera, su fidelidad a una única idea, sueño de su vida: servir los indios, su aceptación de si misma, y su actitud contemplativa.

Canonización
Beatificada el 12 de mayo de 1940, fue canonizada por el Papa Juan Pablo II en Roma el 3 julio de 1988. Se celebra su fiesta el 18 de noviembre, día de su nacimiento a la vida eterna.


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